Visita obligada para amantes de las plantas: La Casa de los Cactus
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La sobrevivencia verde cactus creatividad y banquetes alienígenas
En cualquier momento del año que decidamos visitarlo, el Jardí,n de Cactus de Lanzarote nos sorprenderá, con la belleza de sus má,s de 4.000 especies de suculentas, que se visten de amarillo, naranja o morado en sus brillantes inflorescencias.
Pero si queremos descubrir todo el esplendor del patrimonio vegetal endé,mico de la isla, con plantas ú,nicas en el mundo, el mejor momento será, el invierno. Solo en esta é,poca podremos admirar las rosetas del Aeonium lancerottense, que tambié,n se pueden encontrar en estado salvaje, adornando la superficie negra de la lava en tonos rosa. Además, la Caralluma burchardii experimenta una metamorfosis asombrosa con su florecimiento, pasando de ser fea y desgastada en verano a lucir espectacular con sus flores en forma de estrella en tonos pú,rpura, marró,n y amarillo durante la é,poca hú,meda.
Antonio Martí,n es el encargado de cuidar el bienestar de todas las especies vegetales del Centro de Arte, Cultura y Turismo de Lanzarote. Su trabajo incluye labores de mantenimiento, poda, limpieza, importació,n de nuevas especies y hasta visitas guiadas para estudiantes de jardinerí,a. Cuenta con la ayuda de otro trabajador para mantener en perfecto estado los 8.500 m2 de jardí,n. El naturalista francé,s Jöel Lodé quedó, impresionado al descubrir el ratio de trabajador por planta en este lugar.
Un pasajero renacimiento de la basura a la fama global
El Jardín de Cactus se encuentra en la ubicación de una antigua cantera de rofe, una arena volcánica vital para la agricultura en Lanzarote. Desde el siglo XVIII, los campesinos han utilizado esta arena para cubrir sus terrenos y retener la humedad en una isla donde cada gota de agua es esencial debido a la escasez de lluvia y el fuerte sol que la evapora. Sin embargo, los agujeros de la cantera se convirtieron en una escombrera ilegal hasta que César Manrique decidió revitalizar este espacio degradado.
Con los campos de tuneras de Mala y Guatiza a su alrededor, Manrique tuvo la idea de crear un lugar que reuniera plantas cactáceas de Lanzarote y de otros dos continentes con los que la isla tiene una conexión especial: África, de donde vinieron los primeros pobladores tras la caída de Cartago, y América, tierra a la que muchos residentes de Lanzarote emigraron en busca de una vida mejor durante épocas de sequía intensa.
Hoy en día, el Jardín de Cactus cuenta con una diversidad de cactus plantados en terrazas de piedra volcánica y protegidos por muros del mismo material para evitar los fuertes vientos. Esta colección botánica, que incluye varias especies en peligro de extinción, es el resultado de un esfuerzo conjunto de muchas personas. Entre ellos se encuentran Eloíno Perdomo, un apasionado de la naturaleza con una colección privada de cactus, Guillermo Perdomo, un "gran conocedor" de estas plantas, y Vicente Martín, padre del actual jardinero. También es importante mencionar al maestro artístico Jesús Soto, quien contribuyó con su talento para que incluso los pequeños detalles, como los pomos de las puertas, reflejen la esencia de los cactus. Este proyecto es un ejemplo del trabajo en equipo que combina conocimientos en botánica, arquitectura rural y sabiduría local.
Descripción
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Solicito una cactusburguer por favor
No te vayas sin visitar el molino del siglo XIX y descansar bajo la sombra del bar, disfrutando de una vista espectacular del anfiteatro vegetal. Allí se encuentran dos lagunas con impresionantes monolitos de rofe, rodeados de nenúfares y peces naranjas que le dan un toque oriental al paisaje. Pero no solo eso, nuestro paseo no estaría completo sin probar la deliciosa hamburguesa de cactus, una innovadora creación del chef Alberto Nieto, que tomó la idea de un puesto en el mercado de Teguise, que se celebra todos los domingos.
Este plato único está elaborado con un 50% de carne de tunera, una planta típica de la isla, y otro 50% de productos locales como la papa, el millo y la cebolla. Además, tiene una jugosa salsa de yogur de cabra y se sirve con hojas de rúcula. Al probarla, te sorprenderá el color fucsia de la miga, debido a que el pan lleva un concentrado de tomate, según nos explica el chef. Y para completar la experiencia, ¿por qué no probar también un helado de flor de cactus? El chef está en busca de la receta perfecta para este refrescante postre.
En nuestro recorrido por este lugar que parece sacado de una historia de ciencia ficción, somos testigos de la adaptación de las crasuláceas al entorno, ya sea desértico o tropical. Estas plantas tienen la peculiaridad de absorber dióxido de carbono durante la noche, a diferencia de la mayoría de las plantas que lo hacen durante el día. Además, sus espinas y la cera que las recubre, les sirven para protegerse del sol y evitar la pérdida de agua. Incluso algunas tienen una capa de pelusa blanca en la parte superior, que las protege como una boina. Para ellas, la vida es una constante batalla contra la evaporación.
Y así, con un breve chaparrón como compañero de nuestro paseo, nos despedimos de este laberíntico anfiteatro vegetal, con la mente llena de nuevas experiencias y el estómago satisfecho de sabores típicos de Lanzarote. ¡Un lugar que sin duda vale la pena visitar!