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Hitler fecha de nacimiento curiosidades y su impacto en su liderazgo nazi

Adolf Hitler, nacido en Braunau am Inn, Austria-Hungría, el 20 de abril de 1889, fue un líder político que se convirtió en el dictador de Alemania. Durante los años de la Gran Depresión, su retórica propagandística lo llevó a ganar poder y popularidad, hasta que finalmente se convirtió en el máximo líder político durante el Tercer Reich. Sus deseos expansionistas fueron la causa del inicio de la Segunda Guerra Mundial con la invasión de Polonia. En alianza con otras potencias del Eje, como la Italia de Mussolini, lograron anexionarse gran parte de Europa y el Norte de África. Sin embargo, su racismo y antisemitismo lo llevaron a ordenar atroces limpiezas étnicas en campos de concentración como Auschwitz, también conocido como el Holocausto. A pesar de los múltiples intentos de asesinato contra Hitler, no fue hasta que las tropas soviéticas tomaron Berlín en 1945 y Alemania dio por perdida la guerra que él decidió quitarse la vida en su búnker.

Ascenso al poder

El impacto de la Gran Depresión en Alemania y el ascenso de Hitler

La crisis económica de los años 30 trajo consigo grandes cambios para el líder alemán. Durante mucho tiempo, Hitler había predicho la llegada de este momento, y al ver cómo varios bancos quebraban y millones de personas perdían sus trabajos, él se satisfizo al entender que era el momento perfecto para propagar su discurso revolucionario.

Un elemento clave de su discurso fue la reactivación del sentimiento nacionalista debilitado en la Primera Guerra Mundial y en el Tratado de Versalles. Este acuerdo había dejado a Alemania en una situación económica precaria, perdiendo su importancia en Europa y todas sus colonias, además de asumir una gran deuda por ser considerada responsable de la guerra. Hitler prometía abandonar el Tratado de Versalles, dejar de pagar compensaciones, crear empleo, luchar contra la corrupción y controlar a los ricos. De manera sutil, los nazis también asociaban a los judíos con los enemigos del país, como los comunistas y empresarios corruptos, avivando el sentimiento de odio hacia esta comunidad. El caos económico pronto se reflejó en la arena política, y Hitler se benefició de ello. En marzo de 1930, Paul von Hindenburg nombró a Heinrich Brüning como canciller de Alemania, ya que el anterior no había conseguido la mayoría en el Parlamento. Aunque Brüning tampoco la consiguió, se mantuvo en el poder gracias a los decretos presidenciales de Hindenburg. Así, el canciller quedó subordinado al presidente y las decisiones del Parlamento fueron ignoradas. A pesar de ser un demócrata, Brüning llamó a...

Establecimiento de la dictadura

Al llegar al poder, Hitler se enfrentó a una compleja situación repleta de obstáculos. Las mismas fuerzas que habían impulsado la renuncia de los tres últimos cancilleres seguían activas, lo que obligaba a Hitler a enfrentarse al presidente Hindenburg y su entorno, respaldados por el Ejército y los conservadores e industriales que controlaban su gabinete de ministros. Además, dentro del Partido Nazi había 4 millones de camisas pardas liderados por Ernst Röhm, cuyas expectativas no encajaban con los planes de Hitler.[108] A pesar de ser minoría, los nazis tenían el control de tan solo el 34% del Parlamento y necesitaban el apoyo del "Anciano Caballero", Hindenburg, para aprobar sus leyes.[109] Franz von Papen, vicecanciller y aliado de Hindenburg, creía que en dos meses podrían reducir a Hitler a "gritos y lloros".[109] Esta creencia imperaba en la prensa en general.

Consciente de sus limitaciones, Hitler inicialmente mantuvo en secreto sus planes revolucionarios y, en sus primeros discursos, trató de no alarmar al ciudadano común.[110] Sin embargo, desde el principio, se puso en marcha para obtener más poder, y después de sabotear las conversaciones con el Partido del Centro, informó a su gabinete de la necesidad de nuevas elecciones.[111] Ante las protestas de Hugenberg y Papen, Hitler los tranquilizó asegurándoles que no cambiaría la composición del gabinete, independientemente del resultado de las elecciones. Para la campaña electoral, que tendría lugar el 5 de marzo, Hitler tenía a su disposición los recursos del Estado.[111] Además, contaba con el apoyo de los medios de comunicación y el control de la propaganda.

Rasgos de su personalidad

Con su personalidad única y su aura de impenetrabilidad, Hitler sigue siendo un personaje de gran interés para muchos. Su carisma sobresaliente no solo cautivaba a las personas, sino también a las masas, complementado por su maestría en la oratoria y su notable habilidad de liderazgo. Sin embargo, aquellos que estuvieron cerca de él, como su ministro y arquitecto Albert Speer, admiten que nunca pudieron realmente conocerlo.

Según ciertos psicoanalistas, como Arno Gruen, la relación de Hitler con su padre estuvo plagada de violencia. Por otro lado, su madre lo habría adorado de forma excesiva. Con la muerte de sus tres hermanos mayores poco antes de su nacimiento, su madre siempre temió perder también a su cuarto hijo. Esta dinámica familiar tensa puede haber sido decisiva en el desarrollo de la personalidad de Hitler: su madre no pudo protegerlo de los castigos de su padre, pero a la vez lo idolatraba de forma compensatoria y lo utilizaba en...

Hitler era una persona extremadamente autosuficiente y solitaria. Solo contaba con unas pocas personas en su círculo íntimo, como Albert Speer, el fotógrafo Heinrich Hoffmann, Martin Bormann, Wilhelm Bruckner, Joseph Dietrich, Joseph Goebbels, Julius Schaub, Julius Schreck y el arquitecto Geisler, además de sus secretarias personales. Les exigía lealtad incondicional y completa discreción.

Primeros años

Adolf Hitler vino al mundo en Braunau am Inn, una pequeña aldea cercana a Linz en la provincia de la Alta Austria, casi en la frontera de Alemania, en lo que entonces era el Imperio austrohúngaro. Este líder nació en una familia de clase media. Su padre, Alois Hitler (1837-1903), desempeñaba el papel de agente de aduanas. En tanto, su madre, Klara Pölzl (1860-1907), tuvo como esposo a Alois su tercer marido. En el vientre de su madre, Hitler se convirtió en el cuarto vástago de la pareja, adquiriendo más tarde su bautismo en la iglesia de San Esteban de Braunau am Inn. Sus progenitores eran primos, por ende, solicitaron una dispensa papal para contraer nupcias.

El papá de Hitler, Alois, se estableció como hijo ilegítimo de su madre, por lo cual durante sus primeros treinta y nueve años, su reinado de apellido fue Schicklgruber. En 1876, el padre de Alois, Johann Georg Hiedler, finalmente lo reconoció como hijo suyo. Durante el siglo XIX, era común en Austria encontrar variantes del apellido Hüttler, Hiedler, Hittler y Hitler. Franz Jetzinger, escritor y autor de la teoría de que el apellido tiene relación con el checo Hidlar o Hidlarcek[17]​, ha sido citado con frecuencia en la literatura,[18]​ aunque actualmente ha sido rechazado. Lo más probable es que todas las variaciones mencionadas tengan su origen en Hütte, que significa choza en alemán.

En la Segunda Guerra Mundial, la propaganda de los Aliados aprovechó el apellido original de la familia de Hitler de manera astuta. Desde aviones lanzaron folletos con el lema "Heil Schicklgruber" sobre ciudades alemanas. Sin embargo, el líder nazista nació legalmente como Hitler y también tenía vínculos con Hiedler a través de su abuela materna, Johanna Hiedler.

Final de los estudios

El 3 de enero de 1903 marca el fallecimiento de su padre. Pese a su pérdida, las calificaciones de Hitler seguían siendo bajas, lo que resultó en un cambio de escuela. En septiembre de 1905, con solo 16 años, finaliza su educación secundaria y, tras una reflexión, decide interrumpir su formación académica y regresa a Linz para vivir con su madre, tía y hermana. Durante este período, el futuro dictador recordaría con nostalgia aquellos días como "los más felices, que me parecían casi como un bello sueño".

En esta etapa de dicha y despreocupación, Hitler llevaba una vida de lujo. Sin obligaciones, no trabajaba ni estudiaba. Solía acostarse tarde y dormir durante el día. Disfrutaba de sus hobbies como la pintura, la lectura y la escritura de poesía. Además, le encantaba salir por la noche al teatro y la ópera en compañía de un amigo.

Comienzos y Gran Guerra una visión de los primeros años

Adolf Hitler: de joven artista frustrado a líder nazi

Nacido el 20 de abril de 1889 en Braunau am Inn, en la frontera de la Alta Austria, Adolf Hitler rápidamente comenzó a revelar su pasión por las artes visuales. Sin embargo, su padre tenía otros planes para él, quería que siguiera sus pasos en la administración pública de los Habsburgo.

En 1898, la familia se mudó a Linz, la capital de la región, donde Hitler continuó luchando por su sueño artístico. Pero todo cambió en 1908, cuando se trasladó a Viena, la ciudad de los artistas. Durante cinco años, sobrevivió pintando acuarelas y bocetos, sin embargo, la Primera Guerra Mundial le depararía un destino inesperado.

La Primera Guerra Mundial: un giro inesperado

Inspirado por el patriotismo y el fervor nacionalista que envolvía a Europa, Hitler se alistó en el ejército en 1914. En el transcurso de la guerra, fue herido en dos ocasiones y recibió múltiples medallas por su valentía.

Sin embargo, su destino cambió drásticamente en 1918, cuando quedó parcialmente ciego después de un ataque con gas mostaza cerca de Ypres, Bélgica. Obligado a pasar un tiempo en un hospital militar en Pasewalk, fue allí donde recibió la noticia del armisticio del 11 de noviembre de 1918.

Tras su liberación del hospital en noviembre de 1918, regresó a Munich, pero no para seguir su carrera como artista, sino para unirse a un partido político emergente: el Partido Nacional Socialista Alemán de los Trabajadores. Y así comenzó su camino hacia el poder y el infame legado de Adolf Hitler como líder del régimen nazi.

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