casa del labrador en aranjuez historia y encanto en un solo lugar

Historia y encanto de la Casa del Labrador en Aranjuez un lugar único

A diferencia de las "pequeñas casas" construidas para el príncipe Carlos IV, esta Real Casa no siguió un plan arquitectónico premeditado, sino que fue creada a lo largo de más de una década. A pesar de su elegante diseño, los cimientos y materiales son frágiles y las nuevas partes fueron erigidas sin unir adecuadamente las ya existentes. Colaboraron en su construcción el principal arquitecto Juan de Villanueva, sus asistentes Antonio López Aguado e Isidro González Velázquez, y el decorador francés J. D. Dugourc. Resulta difícil determinar hasta qué punto Velázquez es el único responsable de la segunda fase de la casa o si trabajó en conjunto con el maestro, y si Villanueva tuvo parte en la decoración interior.

Recorrido por la Residencia Real del Granjero Real

Hoy nos detenemos en uno de los extremos del Real Sitio, en un rincón que merece especial atención. Al cruzar el Jardín del Príncipe nos sorprende la Real Casa del Labrador, una construcción ordenada por Carlos IV para su hijo Fernando VI entre los años 1791 y 1803. Sin duda, es una joya que no podemos dejar de visitar en nuestro recorrido por la zona.

Este típico palacete neoclásico es Patrimonio de la Humanidad desde el año 2001, formando parte del Paisaje Cultural de Aranjuez. En su interior, destaca la impresionante Galería de Estatuas que alberga copias de bustos romanos provenientes de la Villa Adriana de Tívoli, en Roma. Al adentrarnos en él, podremos apreciar aún la decoración original de las habitaciones del piso principal, propia de la época en que fue construida.

El palacete de recreo es un verdadero museo de arte y opulencia en su interior. En el salón de billar, llaman la atención las pinturas de Salvador Maella en el techo, mientras que el comedor está tapizado en seda con hilos de plata y oro. Además, el salón de baile presenta un elegante estilo pompeyano. Después de más de diez años de restauraciones, finalmente fue reabierto al público hace dos años.

En el centro del impresionante Jardín del Príncipe se encuentra la residencia del Labrador

Aranjuez: una de las ciudades más encantadoras de la Comunidad de Madrid para los verdaderos amantes de la historia. Sus rincones mágicos dejan sin palabras a más de uno.

El Palacio de Aranjuez es una de las atracciones más populares entre los turistas, año tras año. Una visita a este lugar es como viajar a otra época, vivir otras experiencias y sumergirse en la historia. Sin duda, uno de los rincones más sorprendentes es el Jardín del Príncipe.

Ubicada en el mismo lugar del Palacio de Aranjuez encontramos la Casa del Labrador, un pequeño palacio construido por orden del rey Carlos IV. Su intención era crear una "casa de campo" en su residencia de Aranjuez.

Descripcióneditar

El imponente edificio se eleva en tres pisos, coronado por techos de pizarra y destacando con una cornisa saliente. Su planta es rectangular, con dos alas laterales que contienen hermosas arcadas en su interior. Entre estos dos ejes y la fachada principal, se extiende un amplio patio que se cierra con una verja y una robusta puerta de hierro forjado.

En el centro de la fachada, a la altura de la cubierta, se encuentra un escudo real sostenido por dos gráciles ángeles. Justo debajo de él, una placa conmemorativa con la inscripción "Reinando Carlos IV. Año de MDCCCIII" da cuenta del año en que se finalizó la construcción.

En cuanto a los materiales utilizados en su edificación, se empleó ladrillo en los muros y elegantes sillares de granito en los zócalos y las arcadas. Además, el talentoso Isidro González Velázquez incorporó elementos ornamentales en escayola, que aportan un toque de sofisticación al diseño general del edificio.

Toponimia e historiaeditar

La Casa del Labrador se encuentra en el extremo este del hermoso jardín del Príncipe, recibiendo su nombre de una antigua casa de labranza existente en este lugar. El nuevo edificio fue construido aprovechando algunos elementos de la estructura y la escalera de servicio de la casa original.

Fue el rey Carlos IV quien impulsó la construcción de esta residencia en el Real Sitio de Aranjuez, donde solía pasar del 7 de enero al 7 de julio de cada año. A diferencia de otras casas reales, la Casa del Labrador no estaba destinada a ser una residencia permanente, sino un lugar de recreo para días de excursiones y ocio, por lo que no se incluyeron dormitorios en su diseño.

Las obras de construcción comenzaron en 1794 y se extendieron hasta 1803, dividiéndose en tres fases. En la primera, el arquitecto Juan de Villanueva contó con la ayuda de Antonio López e Isidro González Velázquez. En la segunda fase, Villanueva dio forma final al edificio y Jean-Démosthène Dugourc se encargó de la decoración interior. La tercera fase estuvo en manos de Isidro González Velázquez, quien finalizó el edificio y le dio una decoración exterior exquisita.

La Casa del Labrador es considerada como el proyecto más personal del rey Carlos IV y sus interiores están compuestos principalmente por amplios salones, pensados para el ocio y la diversión.

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