El perro en el arte una mirada histórica y canina a distintas corrientes artísticas
Cuando un ser vivo posee sensibilidades sutiles y exquisitas, que pueden ser cultivadas aún más mediante la educación, merece ser admitido en la sociedad humana. Este es el caso del perro, un ser que, gracias a sus numerosas virtudes internas, merece la atención de los seres humanos. Así lo afirmaba el Conde de Buffon en el tomo 5 de su obra Historia Natural, publicada en el año 1755. Este renombrado naturalista sostenía en su obra que los perros eran capaces de experimentar una amplia gama de emociones, una idea verdaderamente revolucionaria para una sociedad arraigada en el racionalismo cartesiano, donde los animales eran considerados meras criaturas sin alma ni sentimientos.
El valor cardinal del can en la expresión artística
En diferentes formas artísticas, se puede encontrar la presencia de los canes, desde obras de pintura hasta esculturas, desde tiempos antiguos hasta la actualidad.
Frecuentemente, estos animales son incorporados en retratos de personajes importantes o en escenas de la vida cotidiana, ofreciendo una visión de la relación entre humanos y perros a través de distintas culturas y épocas.
Un ejemplo de ello es la mitología griega, en la cual el perro Cerbero tenía la función de cuidar la entrada al inframundo, simbolizando la transición entre la vida y la muerte.
El can en la iconografía y su relevancia histórica
En distintas sociedades y épocas, el simbolismo del perro en el arte ha variado y reflejado distintas creencias, valores y roles atribuidos a estos animales.
Una pintura icónica del siglo XVII en España muestra en primer plano a un perro descansando mientras un niño le pisa el lomo y él mira hacia el suelo.
En una reconocida obra del artista español Francisco Goya, se aprecian dos perros en una pausa durante un día de caza, siendo esta una de sus creaciones más impersonales.
La influencia canina en el arte una fuente inagotable de creatividad
El canino en el mundo del arte ha sido una fuente inagotable de inspiración a lo largo de los siglos. Su diversidad de formas, colores y personalidades ha cautivado la imaginación de artistas de diversas épocas y culturas.
De hecho, las razas caninas han sido una fuente constante de creatividad en una variedad de formas y estilos artísticos, superando barreras temporales y geográficas.
Desde los pintores clásicos hasta los artistas contemporáneos, el perro ha sido uno de los protagonistas más recurrentes en las obras de arte, siendo retratado de innumerables maneras y siempre despertando emociones en los espectadores.
Apasionados por los perros
Desde que los humanos descubrieron el arte del dibujo, han plasmado la imagen de sus fieles compañeros caninos. Esta fascinación inmortal se ve reflejada en la amplia colección de la Wallace Collection, cuya pieza más antigua es una escultura romana en mármol del siglo I conocida como "Los galgos de Townley", mostrando a dos perros entrelazados en un gesto amoroso.
Otro ejemplo temprano es una serie de dibujos científicos de Leonardo da Vinci que se centran en la pata delantera izquierda de un perro, detallando meticulosamente sus suaves almohadillas.
Aunque en ninguno de estos retratos hay figuras humanas presentes, cada uno detrás de cada perro plasmado hay una historia que contar, ya sea alegre o triste.
Una conexión real
La exposición busca mostrar la fuerte conexión entre los británicos y sus perros, una relación que se remonta a la reina Victoria. Ella amaba tanto a sus spaniels que encargaba cuadros de ellos con regularidad. Además, Victoria también era una artista y creaba bocetos a lápiz y acuarela de sus perros.
La influencia de Victoria no solo se limitaba a la pintura, sino también a la forma en que la sociedad lloraba la muerte de sus mascotas. Después de experimentar una gran pérdida con la muerte de su marido, el príncipe Alberto, Victoria demostró una expresiva muestra de dolor a través de su vestimenta y joyería. Esto inspiró la creación de broches y pasadores personalizados con delicados retratos de perros y, en ocasiones, incluso un mechón de pelo, como un homenaje a su lealtad y amor por ellos.
El tema de la muerte es retratado en algunos de los cuadros de la exposición, como "The Old Shepherd's Chief Mourner" de Edwin Landseer, un óleo desgarrador que muestra el dolor y la lealtad inquebrantable de los perros hacia sus dueños. En la pintura, un collie descansa su cabeza sobre el ataúd de su dueño, demostrando un profundo sentido de duelo y amor.