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El Beso de Gustav Klimt: La historia detrás de una obra de arte resplandeciente

Gustav Klimt, pintor de origen austríaco, creó una famosa obra titulada "Der Kuss" o "El Beso" en español. Esta pintura, que data de 1907-08, está hecha con óleo y láminas de oro y estaño sobre un lienzo de 180 x 180 centímetros. Sin duda, es una de las piezas más reconocidas del artista.

El romance tras la icónica obra de El beso de Klimt

En muchas obras de arte, la identidad de los personajes representados es clara y conocida por todos. Sin embargo, en el famoso cuadro "El beso" de Klimt, se desconoce la identidad de los dos amantes que protagonizan la escena. A pesar de esto, varios expertos coinciden en que podrían ser la estilista Emilie Flöge y el propio Klimt.

Esta teoría se basa en las conexiones biográficas entre ambos y en el hecho de que se conocieron y mantuvieron contacto durante 27 años. Aunque no hay pruebas concretas de una historia de amor entre ellos, es una posibilidad que se baraja.

La forma en que Gustav conoció a Emilie es bastante curiosa: la hermana de la diseñadora se casó con Ernst, el hermano del artista. Es muy probable que Klimt quedara fascinado por la mujer desde el primer momento. De hecho, la retrató en varias de sus obras, como en el famoso retrato en el que aparece con un vestido azul largo al estilo Reform Kleider.

Este tipo de vestidos eran parte de la reforma del vestuario que permitía a las mujeres vestir de manera más cómoda y libre. Tanto la artista como Emilie eran usuarias frecuentes de este tipo de prendas, lo cual se puede observar también en el cuadro "El beso". Y es que ambos amantes llevan puesto un vestido moderno y vanguardista para la época, con camisas amplias y cómodas, como las que se ven en la imagen.

La fascinante trama detrás de la obra El beso en la pintura

Gustav Klimt, como miembro destacado de la Secesión de Viena y pionero del simbolismo, se caracterizó por su postura vanguardista en el arte. Su estilo, influenciado por motivos místicos, un enfoque personal en las artes visuales y una estética similar al art nouveau, se encuentra plasmado en su obra más reconocida: El beso, creada durante su luminosa "etapa dorada".

Durante este período, Klimt creó obras connotadas por planos pronunciados y detalles delicados hechos con pan de oro. Inspirado en los mosaicos bizantinos, estos destellos otorgan un brillo especial y resaltan la naturaleza etérea del tema, reflejando así el sello distintivo del estilo de Klimt. Aparte de El beso, entre sus obras más destacadas que presentan esta estética resplandeciente se encuentran Retrato de Adele Bloch-Bauer I (1907), Judith I (1901) y Serpientes acuáticas I (1904).

El Significado Detrás del Beso Explorando la Obra en Profundidad

El beso de Klimt representa a una pareja abrazada y arrodillada en un campo de flores silvestres cubiertas de hierba. El hombre, ataviado con una túnica de estampados geométricos y una corona de hojas en la cabeza, sujeta el rostro de la mujer mientras se inclina para besarla. La figura femenina, cuyo vestido colorido y diseños orgánicos contrastan con la ropa de su compañero, lleva flores en el pelo. Al rodear el cuello de su pareja con sus brazos, cierra los ojos pacificamente, enfatizando la tranquilidad e intimidad de la escena.

Klimt exploró el amor en varias ocasiones en su obra. El árbol de la vida, un mosaico de su serie Stoclet Frieze, presenta dos figuras con un asombroso parecido a las mostradas en El beso –tanto en composición como en estética– en un abrazo íntimo similar.

Esta tendencia sentimental también se refleja en Amor, una pieza temprana pintada en 1895. Aunque esta obra tiene poco en común estilísticamente con las pinturas más conocidas de Klimt, su tema romántico transmite su interés en explorar y capturar el amor. “Quien quiera saber algo sobre mí”, dijo, “debería mirar atentamente mis imágenes y reconocer ahí lo que soy y lo que quiero”.

Quién fue Gustav Klimt

Desde su niñez, se hacía evidente su innato talento artístico. Tanto fue así, que obtuvo una beca para estudiar en la prestigiosa Kunstgewerbeschule de Viena. Con el tiempo, recibiría la Orden de Oro al Mérito de manos del mismísimo Emperador Francisco José I de Austria, y sería reconocido como miembro honorario de las universidades de Munich y Viena.

En su primera y prolífica etapa, dentro del movimiento modernista de la secesión vienesa, Gustav Klimt demostró un estilo ecléctico en sus obras, mostrando un gran interés por temas históricos y dándoles su particular interpretación.

Sin embargo, su carrera sufrió un fuerte revés cuando las tres obras encargadas por la Universidad de Viena, "Filosofía", "Medicina" y "Jurisprudencia", generaron un gran escándalo al ser criticadas y acusadas de ser pornográficas. Estas pinturas fueron retiradas de la institución, almacenadas en el Palacio Immendor y finalmente quemadas por las SS durante la ocupación nazi. Fue a partir de este momento que iniciaría el famoso "período dorado" de Klimt, al cual pertenece la obra en la que nos enfocamos hoy: "El Beso".

La interpretación y el simbolismo de la pintura

El pintor vienés logra plasmar en su obra la unión perfecta entre masculino y femenino, en la que ambos se complementan y fusionan creando algo único y sublime. A través de detalles como las manos ásperas del hombre, de un tono grisáceo que contrastan con el delicado y claro rostro de la mujer, Klimt nos muestra que las diferencias entre géneros se disuelven en el terreno del amor y la pasión.

Las túnicas doradas de ambos, aunque distintas en diseño, nos hablan de la dualidad de género y su armonización en la obra. Un mensaje que trasciende el tiempo y el espacio y nos invita a reflexionar sobre la fuerza transformadora del amor, capaz de unificar y trascender cualquier dualidad. Porque en El beso de Klimt, lo que importa no es el género o las diferencias, sino el poder del amor para unir y crear belleza.

Dónde contemplar el célebre beso de Klimt la obra más reconocida del artista austriaco

La Galería Belvedere, también conocida como Österreichische Galerie Belvedere, es el principal museo de Viena. Ubicado en el hermoso Palacio Belvedere, cuya construcción fue iniciada en el siglo XVIII para el príncipe Eugenio de Saboya como residencia de verano. Este palacio es considerado uno de los más bellos del mundo y representa una joya del arte barroco austriaco.

Dentro de la Galería Belvedere se encuentra una de las obras más famosas de Austria: "El beso" de Gustav Klimt. Esta pintura es un símbolo icónico de Viena y es custodiada con gran cuidado en este museo. Sin embargo, la colección del Belvedere abarca mucho más que esta obra maestra.

En la actualidad, el museo alberga la colección más importante de arte austriaco, desde la Edad Media hasta la actualidad. En cada una de sus salas, se puede apreciar la evolución del arte en Austria a lo largo de los siglos, lo que también refleja la historia y la cultura de este país.

Pero sin duda, la pieza estrella de la colección es el "Arte alrededor de 1900", ubicado en el Alto Belvedere. Esta sección cuenta con la mayor colección de obras de Klimt en todo el mundo y es un verdadero tesoro para los amantes del arte. Paseando por estas salas, se puede disfrutar de una amplia gama de obras que abarcan diferentes géneros y estilos, todas ellas representativas del talento austriaco en el arte.

Examinando la pintura El beso de Gustav Klimt

Gustav Klimt se inspiró en los mosaicos de oro de la Iglesia de San Vitale en Ravena, Italia, para pintar "El beso".

El uso de las hojas de oro en la técnica del cuadro recuerda la iconografía de los santos empleada en la antigüedad

El pintor intencionalmente utiliza este contraste con el erotismo del tema, que en esa época comenzaba a ser más aceptado.

Además, el fondo de la obra crea una sensación atemporal y hace que los amantes parezcan flotar en el espacio dorado.

Todo lo que necesitas conocer sobre el icónico El Beso de Klimt

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El genio del arte Gustav Klimt captura en sus pinturas la esencia de una pareja enclaustrada en la privacidad, mientras que el fondo resplandeciente se disuelve en un patrón extravagante. La estética del Art Nouveau y las formas orgánicas del movimiento Arts and Crafts contemporáneos se sugieren a través de este patrón. Al mismo tiempo, el fondo evoca el conflicto entre las dos y tres dimensiones, propia de la obra de los modernistas como Degas. La emblemática obra de Klimt, "El beso", es una manifestación visual del espíritu decadente del "fin-de-siècle", que transmite a través de sus imágenes sensuales y lujosas.

En la pintura, vemos a la pareja situada en un rincón de un prado floreciente. El hombre viste una túnica adornada con rectángulos de color blanco y negro, dispuestos sobre una hoja de oro con espirales decorativas. Luce una corona de vides, mientras que la mujer lleva un vestido ceñido con estampados de flores ovaladas y redondas, sobre un fondo de líneas onduladas paralelas. Su cabello está adornado con flores y peinado de forma elegante, formando un halo circular alrededor de su rostro que resalta su belleza.

La inspiración de Klimt para el uso de la hoja de oro provino de un viaje que realizó a Italia en 1903, donde visitó la ciudad de Rávena y quedó sorprendido por los mosaicos bizantinos de la iglesia de San Vital. Para Klimt, la planitud de los mosaicos y la ausencia de perspectiva y profundidad, solo aumentaban la luminosidad del oro. A partir de entonces, comenzó a utilizar la hoja de oro y plata en su propia obra en una forma inigualable.

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