
Descubriendo la historia de la primera vacuna: desde Edward Jenner hasta Katalin Karikó
En la década de los años 1980, España tuvo la oportunidad de contar con un programa de televisión que abordaba temas relacionados con la ciencia y la salud. Además de entretener a la audiencia durante varios años, este programa logró otro objetivo aún más importante: concienciar a los espectadores sobre la importancia de cuidar su salud. Esta noción tomaba inspiración de los conocimientos milenarios de la medicina oriental, pero fue el médico inglés Edward Jenner (17 mayo 1749–26 enero 1823) quien tuvo la idea revolucionaria de utilizar la ciencia para prevenir enfermedades en lugar de tratarlas. En 1796, Jenner logró un avance sin precedentes al desarrollar la primera vacuna en la historia de la humanidad. Para demostrar su efectividad, realizó un controvertido experimento en el que inoculó a James Phipps, un niño de ocho años hijo de su jardinero, con una muestra de pus de un paciente con viruela.
El más significativo progreso de los últimos diez años
La evolución de las vacunas: del uso de atenuación e inactivación a la tecnología de ARNm
Aunque las vacunas usando atenuación e inactivación aún se usan hoy en día, la ingeniería genética en los años 70 y 80 revolucionó el campo y permitió el desarrollo de nuevas vacunas sintéticas. Estas incluyen desde aquellas que utilizan proteínas y otros componentes hasta las que emplean vectores recombinantes, como virus inocuos que actúan como vehículos para introducir partes del patógeno en el cuerpo.
En los años 90, gracias a investigadores como la bioquímica húngara Katalin Karikó y el inmunólogo estadounidense Drew Weissman, se dio un gran avance tecnológico: la capacidad de introducir en el organismo instrucciones en forma de ARN mensajero (ARNm). Esto permite que el propio cuerpo produzca la proteína que estimula la respuesta inmune. Además, las vacunas de ARNm son altamente versátiles y pueden adaptarse rápidamente a virus emergentes, permitiendo su creación en cuestión de semanas, como han demostrado las compañías Moderna y BioNTech-Pfizer con la actual pandemia.
Pero no solo la tecnología de las vacunas ha progresado, también los procesos para garantizar su seguridad y eficacia. En el pasado, durante la época de Jenner, la práctica de la vacunación era a menudo peligrosa y podía resultar en la muerte de los vacunados. Esta fue una de las razones que dio lugar a corrientes antivacunas, pero no la única. También se criticaba el beneficio económico de los médicos y el uso de la vacunación obligatoria como forma de control por parte del gobierno, especialmente hacia las clases más pobres. Los dibujos satíricos de la época mostraban a personas vacunadas cayendo victimas de resultados grotescos e inhumanos, y las críticas hacia las vacunas eran abundantes.
Las vacunas en la batalla contra enfermedades un papel esencial en la historia
¡Conozcamos más sobre cómo las vacunas han estado salvando vidas! Tras la aparición del COVID-19 y la aprobación de distintas vacunas contra este virus, es importante aprender sobre la historia detrás de este logro médico que ha sido vital para millones de personas y seguirá siéndolo en el futuro.La vacuna contra el coronavirus SARS-CoV-2 ha sido desarrollada en tiempo récord: menos de un año, gracias al trabajo incansable de la comunidad científica. Sin embargo, desde hace años los científicos han estado investigando para encontrar vacunas que protejan contra enfermedades como la malaria, que cobra más de 400.000 vidas al año, y el VIH. De hecho, algunos de los avances en el desarrollo de la vacuna contra el VIH han sido aplicados en la lucha contra el coronavirus.
Sin embargo, la población también debe asumir su responsabilidad. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son factores que, según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), aumentan significativamente el riesgo de futuras pandemias. Aunque el confinamiento ha reducido los niveles de CO2 en un 17 %, es necesario un compromiso mayor para disminuir las emisiones y evitar futuras crisis sanitarias.
De la astucia del pájaro canguro al enigma de las vasijas lácteas
Desde su infancia, Jenner se sintió fascinado por la observación de la naturaleza. Su logro científico inicial fue el descubrimiento del método utilizado por el cuco para que sus crías fueran criadas por aves de otras especies. También fue pionero en el estudio de la migración de aves y en la construcción y uso de un globo aerostático, construido por él mismo. Además, destacó como poeta, músico y cazador de fósiles de dinosaurios. Con un historial impresionante como el suyo, no es de extrañar que el Capitán Cook le ofreciera el puesto de naturalista en su segunda expedición. Sin embargo, afortunadamente para la humanidad, Jenner rechazó la oferta, centrando su energía en sus investigaciones y regresando a su pueblo como médico de...
Fue durante uno de sus estudios que Jenner hizo una observación sorprendente: las personas que ordeñaban vacas tenían una variante más leve de la viruela, conocida como viruela vacuna. A diferencia de la viruela humana, solo desarrollaban unas pocas pústulas en las manos, que cicatrizaban en cuestión de semanas. Jenner conectó los puntos y en mayo de 1796, tomó la audaz decisión de inyectar pus de una mano de una lechera a un niño. Cuando el pequeño James se recuperó de la viruela vacuna, Jenner procedió a inyectarle viruela humana, pero el niño no mostró ningún síntoma de tan temida enfermedad...
Una prueba única en la actualidad
A pesar de su gran éxito, Jenner estaba decidido a repetir su experimento. Sin embargo, tuvo que pasar dos largos años hasta que encontró otro caso de viruela vacuna. Solo entonces, decidió publicar los resultados de sus pruebas, que hoy en día serían equivalentes a los ensayos clínicos. Esta muestra su constancia y el método científico que aplicó en su investigación. Sin embargo, su audacia de experimentar con un niño le llevó a ser considerado un loco hace 220 años, hoy en día, tal acción lo hubiera llevado a la cárcel.
Pero es importante resaltar que Jenner no fue simplemente un temerario genio que tuvo una revelación de la vacunación en un "momento Eureka". De hecho, en la época de Jenner, otros médicos ya habían tenido la idea de la vacuna. Lo que hizo destacar a Jenner es que llevó a cabo el primer estudio extenso sobre ella, logrando demostrar su eficacia a través de pruebas científicas. Además, fue el primero en diseñar una estrategia de vacunación. Su conocimiento y habilidades le permitieron anticiparse a la viruela, y sus avances se propagaron por todo el mundo junto con las primeras campañas de vacunación de la historia. Como resultado, las tasas de mortalidad por viruela disminuyeron rápidamente y Jenner ganó respeto incluso de sus enemigos, como lo demuestra el hecho de que Napoleón liberó a dos prisioneros de guerra a petición de Jenner.
En los artículos y publicaciones sobre la vacuna, Jenner ya mencionaba la palabra "virus", pero no fue hasta un siglo más tarde que se comenzó a entender completamente qué eran los virus y por qué inyectar versiones inofensivas o debilitadas de estas partículas infecciosas podría desencadenar la producción de anticuerpos que protejan al cuerpo contra el virus maligno. Jenner abrió el camino a la inmunología, ya que los anticuerpos también son esenciales en el tratamiento de enfermedades como alergias, VIH/SIDA y en la producción de vacunas contra enfermedades como fiebre amarilla, gripe, tuberculosis y posiblemente la malaria en un futuro cercano. Desafortunadamente, a pesar de los avances en la medicina, la viruela continuó cobrando vidas...
El progenitor de las inmunizaciones
El recordado Edward Jenner recibió su inoculación en 1757 a la edad de ocho años, al igual que muchos otros niños en aquel momento. Sin embargo, su papel como padre de las vacunas no fue el primero en modificar el procedimiento conocido como vacunación. Desde antaño, los pastores indios ya tenían la idea de que aquellos infectados con la versión bovina de la viruela quedaban inmunizados contra la versión humana, conocimiento que se remonta al menos a mediados del siglo XVIII en Inglaterra.
En 1774, el granjero Benjamin Jesty, quien había sido expuesto a la viruela bovina, decidió infectar a su familia utilizando material de vacas. Aunque la vacunación era un método más seguro que la variolización (procedimiento de infectar a una persona con la versión humana de la viruela para crear inmunidad), fue Jesty y no Jenner quien primero lo aplicó. Sin embargo, la contribución principal de Jenner fue demostrar que las personas vacunadas también eran inmunes a la variolización, además de desarrollar el método de brazo a brazo, utilizando material de una persona vacunada para inmunizar a otras.
Gracias al trabajo de Jenner, la vacunación se extendió rápidamente por todo el mundo. Sin embargo, aplicar este método a otras enfermedades requería un avance adicional, ya que en el caso de la viruela,la enfermedad bovina proporcionaba un patógeno atenuado. Esto significa que la enfermedad era menos virulenta y podía ser utilizada para crear inmunidad sin causar la enfermedad en sí misma.
Fueron Louis Pasteur, Albert Calmette y Camille Guérin quienes, a finales del siglo XIX y principios del XX, descubrieron la forma de atenuar los patógenos utilizando métodos físico-químicos o mediante cultivos sucesivos. Sin embargo, uno de los mayores logros en la historia de las vacunas se alcanzó en 1955, cuando un grupo de investigadores liderados por Jonas Salk desarrolló una vacuna contra la polio, la enfermedad más temida del siglo XX. Según el profesor y productor del documental galardonado "The Shot Felt 'Round the World" sobre Salk y su vacuna Carl Kurlander, este fue un "esfuerzo colectivo dirigido a derrotar la enfermedad más temida del siglo XX".