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Descubre las 5 obras más emblemáticas de Camille Claudel, la escultora incomprendida

Distintas mujeres han dado vida en la gran pantalla a Camille Claudel, desde Isabella Adjani hasta Juliette Binoche. Su historia como escultora es tan trágica como sus propias obras, y es que Claudel pasó sus últimos 30 años en un hospital psiquiátrico. El Vals, la Edad Madura, Sakountala... Son piezas cargadas de dramatismo, con mujeres desnudas, en posiciones encogidas o entregadas, a veces desesperadas, que reflejan lo que conocemos de su vida. En una ocasión, Claudel dijo: "Siempre hay algo ausente que me atormenta", y posiblemente esa búsqueda constante fue lo que la llevó a crear cerca de 90 piezas durante su carrera. Más de la mitad de sus obras se encuentran actualmente en un museo en Francia que lleva su nombre y que abrió sus puertas hace 3 años. Claudel es recordada por su estrecha relación con su mentor y amante, Auguste Rodin, pero también por su talento más allá de la sombra que él proyectó sobre ella. Aquí, repasamos 5 de sus esculturas más emblemáticas que definieron su carrera.

La etapa de la madurez o Los designios del destino

"La escultura maestra de la artista francesa, en yeso o en bronce, encierra un misterioso encanto en su movimiento desafiante de la gravedad. La figura femenina, quizás Claudel, suplica de rodillas y desesperada mientras intenta aferrarse a la mano del hombre que se aleja con una amante mayor. Se rumorea que esta obra representa el triángulo amoroso entre Claudel, Rodin y su antigua compañera, la cual se convirtió en su esposa y madre de su hijo. Un punto de vista intrigante."

El Abandono de Sakountala Aventuras de una Mujer Olvidada

Oficialmente ingresó al taller de Rodin en 1985, aunque su relación amorosa y laboral había comenzado mucho antes. A partir de ese momento, es difícil precisar hasta qué punto él influyó en ella. Sabemos que se encargó de dibujar los estudios de manos y pies para el Monumento de los Burgueses de Calais, entre otros encargos, pero también continuó creando obras propias. Recientemente, se le han atribuido dos figuras del conjunto L'avarice et la luxure y se cree que pudo ser coautora de varias de las esculturas de parejas entrelazadas que se encuentran en la obra de Rodin.

Es importante destacar que su incorporación al taller de Rodin no fue el inicio de su relación con este gran artista. Ya habían colaborado y compartido su pasión por la escultura en el pasado. Sin embargo, es a partir de su ingreso al taller que su presencia se hace aún más evidente y significativa.

A pesar de que se le asignaron varios encargos en colaboración con Rodin, como dibujar las manos y pies para el Monumento de los Burgueses de Calais, destaca que ella también siguió trabajando en sus propias esculturas. Gracias a su dedicación y talento, se le han reconocido recientemente dos figuras en el conjunto de L'avarice et la luxure. Además, se ha sugerido que pudo haber colaborado en la creación de varias otras obras de Rodin que representan parejas entrelazadas.

Sin duda alguna, la influencia de Rodin fue determinante en la carrera y obra de esta talentosa escultora. Su relación, tanto sentimental como laboral, marcó un punto clave en su carrera y nos dejó un legado único en el arte.

Biografíaeditar

Camille Rosalie Claudel, desde su niñez, experimentó una gran pasión por la escultura. Solía jugar con el barro y esculpía a las personas que la rodeaban, como su familia, su hermano Paul Claudel, su hermana y su sirvienta Eugénie Plé.[1] En 1876, la familia se trasladó a Nogent-sur-Seine, donde su padre trabajaba como Paul Dubois, Director de la Escuela Superior de Bellas Artes de París, y su discípulo Alfred Boucher.

En 1882, Paul Dubois le dio la oportunidad de ingresar en la Escuela de Bellas Artes. Al año siguiente, Camille se mudó a París con el objetivo de perfeccionar su técnica y ser aceptada en la Academia Colarossi. Fue entonces cuando conoció a Auguste Rodin por primera vez, mientras él suplía una clase de su amigo Alfred Boucher. Desde entonces, comenzó a trabajar en su taller, posando para él y colaborando en la creación de las figuras para La puerta del Infierno. El rostro y el cuerpo de Camille se convirtieron en una presencia constante en las obras de Rodin, dándoles una apariencia más carnal, más viva y más...

A pesar de que Judith Cladel, la primera biógrafa de Rodin, no menciona a Camille en su obra, se debe a que sus padres desconocían la relación amorosa entre su hija y su maestro. No obstante, Cladel sí describe la estrecha relación que existía entre ellos en el taller:

La inmensa ola que arrolló a Claudel

La artista siempre estuvo en la sombra de su mentor y amante Auguste Rodin, cuya presencia imponente terminó por consumirla. Sin embargo, su arte no fue eclipsado por él.

Y quizás sea precisamente la figura de La Ola la que simbolice esa influencia aplastante, que empalideció su propia creatividad.

Un breve apogeo

Camille Claudel: una artista en busca de su propia identidad

Durante años, la escultora francesa Camille Claudel compartió una estrecha convivencia con su mentor y amante, Auguste Rodin. Juntos, crearon numerosas obras artísticas, entre las cuales destacan el busto de La pequeña Castellana y El gran vals. Una de sus piezas más emblemáticas, Clotho, se inspiró en una obra de Rodin llamada "La que fue la Bella Armera".

No obstante, Claudel pronto comenzó a sentir la necesidad de emanciparse de la influencia de su maestro y centrarse en su propia carrera artística. En 1892, decidió alejarse definitivamente de él, marcando el inicio de su búsqueda por afirmar su propia identidad creativa.

Una de las obras más significativas de esta etapa es La edad madura, una impactante alegoría que refleja su ruptura con Rodin y su visión del paso del tiempo y el destino. Claudel también exploró nuevos temas en su obra, alejándose por completo de la sombra de Rodin.

En obras como Las Habladoras, la artista nos invita a adentrarnos en escenas íntimas y delicadas para trascender breves momentos de la vida cotidiana. En La Ola, una de sus composiciones más reconocidas, Claudel se inspira en el arte japonés, especialmente en la obra de Hokusai, en una muestra de su constante búsqueda por innovar y evolucionar en su arte. Ambas piezas son un ejemplo de la energía y vitalidad presentes en su trabajo.

El último capítulo de la creación

La trágica historia de Camille Claudel: una vida marcada por la adversidad y el resentimiento. A pesar de su exitosa carrera como escultora, Camille Claudel se enfrentó a numerosas dificultades tanto materiales como económicas, además de lidiar con comportamientos problemáticos que le impedían seguir trabajando. Su resentimiento hacia su amante y mentor, Rodin, profundizó en su demencia.

Esta situación la llevó a ser internada en el año 1913, y falleció en soledad a los 79 años, tras pasar gran parte de su vida en el destierro. A pesar de todo, su figura continuó siendo una fuente de inspiración para Rodin, quien realizó numerosos retratos alegóricos y cargados de simbolismo durante su relación.

Por otro lado, Camille también dejó su huella en la obra de Rodin, quien continuamente reinterpretó y difundió los retratos que ella había realizado de él. Su único retrato de su amante, caracterizado por un profundo equilibrio y una gran comprensión del modelo, es una prueba más de su talento y de las enseñanzas que había recibido de su maestro.

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