Descubre el increíble autorretrato en el Bugatti verde de Tamara de Lempicka
El cuadro titulado "Tamara en un Bugatti verde" es un autorretrato pintado por la reconocida artista polaca Tamara de Lempicka en 1929, durante su estancia en París. Esta obra fue comisionada por la revista alemana de moda Die Dame como portada para conmemorar la emancipación de la mujer moderna. Considerado como uno de sus trabajos más famosos, es también un ejemplo emblemático del retrato en estilo Art déco.
Descripcióneditar
En el año 1929, tuvieron que recurrir a de Lempicka para que realice un retrato de sí misma para la portada de la prestigiosa revista de moda alemana Die Dame. En la pintura, se representa a la artista en un plano muy cercano al volante de un coche de carreras Bugatti, luciendo un casco y guantes de cuero, y cubierta por un amplio sobretodo gris. Su mirada se dirige al espectador con sus ojos entreabiertos, mientras luce un maquillaje perfecto con labios rojos, sombra dorada y rímel. Además, su cabello rubio cae ondulado a los lados del casco con un barboquejo. Sin duda, el retrato es una personificación de la fría belleza independiente, rica e inaccesible que era enaltecedora en esa época. [1]
A pesar de que en la pintura el volante se encuentra en el lado izquierdo del vehículo, es importante mencionar que en la realidad los modelos Bugatti 43 y Bugatti 46 de ese tiempo tenían el volante en el lado derecho.
Influenciaseditar
La artista De Lempicka se destacó en la pintura a través del dominio de corrientes artísticas vanguardistas como el Cubismo, el Futurismo y el Art déco. Además, su arte estuvo influenciado por la "Generación perdida" de escritores. Ella perfeccionó su técnica en la Académie Ranson, donde estudió con el famoso pintor Maurice Denis. A pesar de que solo fue acreditada por sus habilidades en dibujo, su maestro neocubista André Lhote, quien le enseñó en la Académie de la Grande Chaumière, fue una de las principales influencias en su trabajo.
Patronazgoeditar
La popular revista de moda alemana, Die Dame, tuvo la suerte de encontrarse con de Lempicka durante sus vacaciones en Montecarlo. La editora, fascinada por la baronesa casi divorciada, le encargó un autorretrato para la próxima portada. Para su sorpresa, de Lempicka decidió cambiar su Renault amarillo por un elegante Bugatti verde, creyendo que le daría un toque más elitista y hermoso.
Aunque se ha contado muchas veces una anécdota en la que la editora quedó deslumbrada al verla pasar en su coche y le dejó una nota pidiéndole conocerla, la verdad es que de Lempicka ya había colaborado en dos portadas anteriores para la revista: La bufanda naranja en 1927 y St. Moritz en 1929.